Clase de yoga en tiempos de Covid-19
Clase de Yoga en que se cumplian 40 dias en Cuarentena
“Esto que estamos viviendo, también un hecho histórico, cariño” le explicaba a mi hijo entre las horas de las clases Online de yoga y sus deberes de Ciencias Sociales de quinto de Primaria, donde estudiábamos la Historia de España con sus Reyes Católicos, las conquistas y derrotas del los Siglos XVI – XVII.
La situación del mundo estaba dando un giro, estaba cambiando y todos nosotros nos quedábamos expectantes, de algún modo. ¿Qué iba a pasar ahora? En cuestión de días, la gente empezó a trabajar desde casa, la mayoría de negocios tuvieron que cerrar sus puertas y todo en la calle se paralizó. Pero nuestras vidas seguían latiendo en el interior de nuestros hogares, de nuestras casas.
Por primera vez para muchos, se vivía un periodo de recogimiento, que esto podía suponer una desesperación absoluta o una oportunidad para conocerse a uno mismo y para conocer a las personas con las que se comparte, techo, mesa y cama.
Para mí el Yoga ha sido una vez más la salvación. A pesar de haber emprendido un negocio hacia escasamente 5 meses y de pronto quedarse suspendido en el aire, de sentir la incertidumbre de lo desconocido, de ver como mi madre sentía el pánico de la pandemia, el Yoga ha sido una vez mi alivio, mi respiro.
Mi práctica de Yoga personal, va mucho más allá de la actividad física, para mí es el momento y el lugar del encuentro íntimo conmigo misma, con mi sentir, donde encuentro la calma de mi corazón para poder seguir afrontando los días, para sostener mi desesperación o mi alegría desmesurada cuando algo me entusiasma, en definitiva para conseguir un equilibrio sano y así poder compartirlo mas allá de mi propia persona.
El Yoga en tiempos de Covid me ha hecho crecer un poquito más, y me siento agradecida por ello.
Namasté
Porque lo que de verdad importa es sentirnos bien, ya sea dentro o fuera de casa.