La primera reacción de las personas cuando dices que eres profesor de yoga, suele ser una “oh que chulo”, o un “tú siempre estarás de buen rollo”, ó un “eso sí que mola, la vida bohemia”. Pues no voy a negar que a mí este trabajo me encanta, pero detrás del título existe la persona, la parte humana del profesor, que, como todas las personas de este mundo, tiene sus debilidades, sus sombras, sus miedos, sus anhelos y todas esas emociones que precisamente con la práctica del yoga intento vivir con otra calma.

Ser profesor de yoga requiere un gran esfuerzo durante años, y aun así sientes que no dejas de aprender nunca.  Intentas dar la mejor versión de ti, preocupándote de que todas las personas que llegan a tu espacio se sientan cuidadas, respetadas y cómodas para que ellas mismas empiecen a sentirse, a descubrirse como un día yo lo sentí con el maestro que me guiaba. Pero el trabajo no solo queda aquí, está toda la parte logística para que ese espacio sea posible, además de profesor de yoga, eres personal de limpieza, administrativo, comunity manager… y tantas otras cosas que son necesarias, pero que quizá no puedes delegar porque las clases de yoga no son la gallina de los huevos de oro, pero aún así te sientes feliz de dedicarte a ello, porque las personas que se acercan a tu sala y te dan la oportunidad de que les guíes y te que te conozcan, te abrazan y te dan las gracias porque el mensaje de calma y amor les llegó.

Todo esto está muy bien, pero tenemos la cara B. La cara B es recibir un mensaje por las redes sociales, de alguien que te juzga cuando no estas desempeñando tu trabajo, cuando te has permitido una noche con tus amigos, y de repente ponen en duda todo ese esfuerzo de años de estudio, de preparación, de cuido a los alumnos en el que te aprendes casi cada una de sus lesiones, (por ejemplo).  Pues a esas personas que les encanta sacar la espada del juicio y cortar cabezas les digo, además de profesor de yoga, soy amiga de mis amigos, disfruto el momento, aunque suponga un exceso de comida o bebida, soy alegre y me encanta cantar y bailar. A esas personas de mente rígida, quizá si deberían meditar más, tal como me decían, quizá deberían saber que el yoga no es solo estar en una esterilla para hacer posturas y sentarse en posición de meditación. Para mí el Yoga es Vivir, y es vivir en coherencia con tu corazón y tu sentir.